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1.
ESPAÑA Y MARRUECOS
Las relaciones entre España y Marruecos han sido históricamente muy
estrechas, dada la proximidad geográfica entre ambos países. En tiempos
históricos, ambos territorios formaron parte del imperio romano y luego,
parte del norte de África pasó a formar parte del territorio visigodo. Tras
la penetración musulmana en la Península (711), estas relaciones volvieron a
ser muy habituales. Con los almorávides y los almohades, procedentes del
Sahara, tanto al Ándalus como lo que hoy es Marruecos formaron parte de sus
imperios. Otras dinastías musulmanas también dispusieron de dominios a ambos
lados del Estrecho, como los benimerines o meriníes.
Aun
antes de finalizar la guerra de Granada en 1492, los Reyes Católicos
incorporaron Melilla a sus dominios en 1487. Ceuta, que pertenecía a Portugal
desde 1415, pasó en tiempos de Felipe II a control castellano. Bajo los
Austrias, algunas otras ciudades del norte de África estuvieron también bajo
el control de la corona española y fueron motivo de frecuentes enfrentamientos
armados, el más importante de los cuales fue el que tuvo lugar en 1859-60:
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2.
LA
GUERRA DE 1859-1860
En 1859 un grupo de cabileños (habitantes beréberes de la zona del Rif)
destruyen parte de las obras de defensa de Ceuta y arrancan el escudo de
España de la piedra que marcaba el limite del campo español. Este incidente,
como se ve, de poca importancia, toma naturaleza de cassus
belli para España: En la Península fue tomado como un grave agravio a la
Patria y existe práctica unanimidad entre los españoles en la necesidad de
lavar este baldón. Actos de reafirmación patriótica, colectas para sufragar
los gastos de la campaña, alistamiento de voluntarios...
Pronto se concentrarán en Ceuta cerca de 40.000 soldados bajo el mando de los
generales O'Donnell y Prim, quienes comenzarían por
ocupar las posiciones cabileñas en torno a Ceuta (batalla del Serrallo) y,
una vez despejado el camino, se suceden las victorias de Los Castillejos y
Tetuán, en las que destacan las unidades de Voluntarios Catalanes al mando
del también catalán gen. Prim.
Termina la guerra con la firma de la Paz de Uad Ras
con el Sultán de Fez, que no contemplará la expansión territorial española,
salvo la ampliación del perímetro defensivo de Ceuta, pero sí compensaciones
económicas y ciertas concesiones en la costa
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3. EL DESASTRE DE ANNUAL
(ver también http://usuarios.lycos.es/Belfegor/
y http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/desastre-annual)
En 1921, la penetración española en el Rif llegaba a
puntos muy alejados de Melilla y Ceuta y, si bien la situación militar en el
occidente (zona de Ceuta) no era del todo mala, la dependiente de Melilla
presentaba gravísimos problemas:
- En primer lugar, el número de tropas españolas sobre el papel (en torno a
27.000 hombres) era falso: los efectivos reales eran mucho más reducidos
(posiblemente unos 12.000) y estaban mal armados (fusiles anticuados y descalibrados que ya habían sido utilizados en la Guerra
de Cuba, artillería obsoleta o muy pesada, totalmente inadecuada para un
terreno tan abrupto como el del Rif) y peor calzados (abarcas y alpargatas
que en época de lluvias eran peor que inútiles);
- Sus jefes estaban con gran frecuencia lejos de las posiciones que debían
mandar y, con frecuencia, se ocupaban de labores que no podemos calificar
como legales; y, lo que es aún peor,
- Sus posiciones no eran las más adecuadas estratégicamente, en muchas ocasiones
estaban alejadas de los pozos de agua imprescindibles (de 500 metros a ¡35
kilómetros!) y aislados unos de otros, con lo que el apoyo nunca podría
llegar a tiempo.
- Las bajas entre los soldados españoles eran recibidas con fuerte rechazo
entre la población peninsular, por lo que una buena parte de estos efectivos
la componían soldados rifeños (los Regulares y la Policía Indígena) que, en
cuanto las cosas se pusieron mal en combate, no dudaron en matar a sus
oficiales y pasarse al enemigo con armas y bagajes.
Unámosle a esto que las cabilas de la región (básicamente los Beni Urriaguel) estaban siendo soliviantadas por su hábil e
inteligente caudillo natural, Mohamed Abd el-Krim,
quien, de ser un colaborador de la Administración española, pasó a ser el
organizador de la mayor revuelta contra la ocupación española, un
levantamiento que casi consigue la independencia del Rif.
4.1 Las operaciones militares
(v. Historia 16, núm. 243 (págs. 12-30) y 244 (págs. 12-32)
El 1º de junio de 1921 es instalada en Abarrán, una
simple loma en territorio de los Beni Urriaguel,
una precaria posición defendida por unos 300 soldados, de los cuales 200 eran
rifeños. Pocas horas después, la posición es atacada por una
harca (grupo de soldados) que al cabo de cuatro horas se hace con ella,
ayudados por los 200 regulares del destacamento español. Sólo mantuvieron con
vida a un oficial, Flomesta, con la intención de
que les explicara el uso de los cañones: este oficial prefirió morir a darles
tal información.
El 17 de julio los soldados del blocao de Igueriben
fueron también sitiados y, pese a la angustiosa sed, resisten sin que les
puedan llegar suministros hasta que los oficiales deciden atraer el fuego
enemigo para que sus hombres puedan escapar. De 270, doce llegaron con vida a
la plaza fuerte de Annual. Allí estaba el
comandante de Melilla, el gen. Fernández Silvestre con un contingente
relativamente amplio. El 21 de julio, los rifeños rodean Annual
con gran cantidad de tropas que inician un furioso ataque. Ante la desesperada
situación, Silvestre, en una decisión disparatada, decide la retirada hacia
el interior. Pero esta no será sino una desbandada totalmente desorganizada
en la que quedan atrás heridos, municiones y cañones cargados que serán
empleados contra los españoles, encerrados en un barranco y atacados a
bocajarro por los Regulares. Las tropas españolas, aterradas, sin oficiales o
sin obedecer las instrucciones de los que siguen vivos, ni siquiera responden
al fuego enemigo en su desesperada huida. Pronto alcanzan al Regimiento de
caballería de Alcántara, que cargará a caballo contra los rifeños, sufriendo
un 90 por ciento de bajas, sin lograr contenerlos. Del gen. Fernández
Silvestre nunca más se supo.
El resto de las tropas iniciará una retirada suicida hacia el interior. De Annual quedaron 492 prisioneros españoles, de los que
sobrevivieron 326, liberados en 1923 a cambio de 80.000 duros de plata.
Tras estos hechos, Melilla sólo podía ser defendida por tres columnas
situadas a distancia entre sí y descoordinadas. Tras la derrota de estas, 144
destacamentos y blocaos quedaron a merced del enemigo sin excesivas
esperanzas no ya de victoria, sino de supervivencia: el enemigo no da
cuartel. El caso de Monte Arruit es especialmente
devastador: allí resistieron 3000 soldados un asedio que al final les costó
la vida. Sin agua (sólo los bloques de hielo que la aviación dejaba caer
sobre la posición), resisten el asedio durante doce días. Y cuando al final
capitulan, son asesinados todos sin excepción. Tres mil cadáveres aguardarán
hasta la reconquista de la posición cuatro años más tarde.
Melilla es sitiada el 25 de julio. Ante el asedio, sólo puede oponer a menos
de 2000 soldados de unidades de intendencia (apoyo, no combatientes de
primera línea). La ciudad empezó a ser evacuada por mar dos días antes. El
monte Gurugú, que la domina, está ya en manos del
enemigo. Pero por fin llegan refuerzos. El 9 de agosto habrá allí más de
25.000 soldados que, por orden de Berenguer, no harán nada por salvar a sus
compañeros de Monte Arruit. Melilla nunca cayó.
4.2 El
Expediente Picasso.
La ineptitud del Comandante en Jefe de Marruecos, general Dámaso Berenguer, y
los numerosos casos de falta al deber militar de muchos oficiales dieron
lugar a la lógica investigación de los hechos por parte del general Picasso.
Sus conclusiones fueron devastadoras, e incluso parecían mostrar la
implicación del propio Alfonso XIII, pero no llegaron al gran público: fue
parada por el golpe de Estado del general Primo de Rivera de septiembre de
1923.
4.3
La revancha: el desembarco de Alhucemas.
Tras la derrota, en el oriente del Rif sólo Melilla queda en poder español.
El resto fue organizado como un estado independiente bajo el mando de Abd el-Krim, quien reformó la estructura tribal
tradicional y la modernizó en parte. Pero él también contaba con problemas:
los poderosos tradicionales, que se resistían a ceder su cuota de poder a Abd el-Krim, y las penosas condiciones económicas en que
había quedado la autodenominada República del Rif. Esto último llevó a Abd el-Krim a atacar el Sur, hacia Fez, donde se enfrentó
a los franceses en abril de 1925.
Estos se ponen de acuerdo con los españoles en la necesidad de acabar con él:
en Madrid se reúnen representantes de ambos ejércitos europeos y deciden un
ataque en toda regla.
El 10 de septiembre de 1925 se producirá el desembarco de tropas protegidas
por la Armada española y buques franceses de apoyo y la Aviación española en
la bahía de Alhucemas. Estas tropas penetrarán hasta Axdir,
capital del Estado rifeño. Posteriormente, seguirán hacia el Sur, hasta
entrar en contacto con las tropas francesas. Finalmente, Abd
el-Krim se entregará a las autoridades francesas, quienes lo confinarán en la
isla de la Reunión. Murió en El Cairo en 1963. Su rendición significará la
pacificación del Rif y la dominación del territorio por el Ejército español
hasta 1956.
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LA INDEPENDENCIA DE MARRUECOS (1956-58) Y LA LLAMADA GUERRA DE IFNI.
Entre 1925 y 1956, el Rif se mantiene bajo el estatus de protectorado español.
En 1936, cuando estalla la guerra civil, es precisamente la guarnición de
Melilla la que inicia el alzamiento y, bajo la autoridad de Franco, tropas de
Regulares desembarcarán poco después en la Península para luchar contra el
gobierno legítimo. Franco siempre guardó gratitud hacia esas tropas y
conservó un destacamento como guardia de corps (la Guardia Mora).
Tras la Segunda Guerra Mundial se iniciará en todos los territorios
colonizados por la potencias europeas el proceso de
descolonización. A Marruecos le llegó el turno en 1956.
En el actual territorio de Marruecos había en esa fecha varios lugares bajo
dominio español: el Rif en el norte e Ifni y Tarfaya en el sur. El sultán de Marruecos, Mohamed V,
exigió la descolonización de esos territorios por parte de España. El Rif fue
cedido sin excesivas complicaciones (si bien en el territorio permanecieron
tropas españolas hasta 1961), Pero Ifni, situado
frente a las Canarias, fue motivo de nuevos episodios de guerra.
La Guerra de Ifni.
Cuando Marruecos obtiene su independencia, en 1956, por todo el Maghreb actúan bandas del Ejército de Liberación que
pronto pondrán bajo su mira los territorios bajo control español: Ifni y Tarfaya en Marruecos, y
el Sáhara Occidental, al sur de este país. Pronto pasarán a ser unidades que,
si bien actúan teóricamente de manera independiente de Marruecos, en la
práctica pasarán a buscar los fines propios del nacionalismo marroquí: la
creación de un "Gran Marruecos" desde Ceuta al Senegal.
Estas bandas iniciaron una serie de ataques en 1957 a las posiciones
francesas en Mauritania y a las españolas tanto de Ifni
como del Sáhara. El gobierno español, no queriendo enemistarse con Marruecos,
no inicia una contraofensiva hasta bastante tiempo después, cuando, en
colaboración con el ejército francés, actuará contundentemente contra las
partidas pro-marroquíes, expulsándolas de los territorios bajo su control.
Esta guerra, pese a su corta duración y el éxito final, costó la vida de 83
soldados españoles y la desaparición de otros 56. Tarfaya
fue finalmente cedida a Marruecos en 1958 e Ifni en
1969.
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